#100 - Nadie me contó que emprender era esto
100 ediciones es un número especial como para ser una edición normal. Un repaso a lo que ha significado esto en mi vida.
👋🏻 ¡Hola!
Escribo estas líneas en una cafetería de una estación de tren de Pamplona (Iruña), después de salir el Lunes de casa para poder venirme con mis amigos del CEIN a hablar sobre no-code a emprendedores. No volveré hasta el Jueves - viva la gran conexión Navarra Galicia - porque antes paso por Madrid.
Llevo desde el Jueves a las 17:00 que salí de casa solo, con mis pensamientos, intentando trabajar en los huecos en los que puedo poner el 4g de mi móvil. Gestionar facturas, responder correos, solucionar problemas.
Ir a un restaurante, precioso, en el que disfrutas de una hamburguesa Picasso - aunque se quedó cerca de haber sido una Frida Kahlo - y el camarero te pregunta: ¿ah, para ti solo?
🥲
Te duchas, duermes en una cama de hotel - bastante cómoda he de decir - te levantas. Te sientas en la mesa del hotel. Tienes que desayunar pronto porque tienes 4 horas de formación con cliente. Bueno, seguro que luego tendré tiempo de visitar Pamplona.
Acaba la formación, y no sabes como esa hora que tenías libre se ha llenado de cosas y no te ha dado tiempo a nada.
Son las 15:00. Pides al restaurante de enfrente. Pollo Teriyaki que te comes deprisa para llegar a la reunión de las 15:30.
Tienes libre hasta las 19:00 que tienes una charla. Venga, sólo un par de reuniones y a dar un paseo y conocer Pamplona, que es la primera vez que vienes.
No sabes cómo, han pasado cosas y sólo te queda media hora. Decides salir por ¿primera? vez del hotel para tomar algo de aire.
Tomas un café, recorres las calles cercanas, sin alejarte demasiado porque en 25 minutos empieza la siguiente charla.
Coges energía porque además, esta es en inglés.
Das la charla, todo ha salido bien, parece que ha gustado. Cierras el ordenador y te vistes porque has quedado para cenar con Roberto y Juanjo (¡¿qué hacen dos vigueses aquí!). Coges un taxi. Sales por fin a la calle.
Cenas, tomas una caña. Disfrutas, reencuentros y buena conversación. Llegan las 23. Vuelves al hotel. Te quedas dormido viendo una serie de Netflix.
Te levantas, con la pregunta de ¿aún estás por ahí? mirándote desafiante desde la pantalla del ordenador. Ducha, desayuno y a dar una charla.
Y en un momento, justo antes de empezar la charla te preguntas, ¿qué hago yo aquí y por qué voy a hablarles a esta gente?
Te sacudes los miedos, las dudas y das la charla. Sale bien. Te alegras, conoces gente, charlas. Disfrutas.
Pero después te quedas solo - tenías 3 reuniones que te habías olvidado de cancelar para hoy. Te quedas solo en el CEIN (¡majos por dejarme currar ahí!), coges otro taxi, llegas a la estación.
Disfrutas el café mientras escribes estas líneas.
Y te miras desde fuera, y le hablas a ese chaval hace 2 años que jamás soñaría con que esto fuera posible.
Sonríes, porque es increíble la suerte que tienes de que esto sea tu vida.
No sabía que emprender era esto.
Desde que hace 2 años empecé Nocodehackers no han parado de pasarme cosas buenas.
Cuando empezó no era más que una idea, un proyecto más lanzado en un fin de semana con pocas esperanzas de una acogida tan cariñosa como la que tuvo.
Pero pasa el tiempo, el proyecto crece, cada vez más gente se apunta a tus cursos.
Entro a minimum.run y dejo mi trabajo en ABANCA. Luego se une el proyecto a la familia minimum.run y toca ponerse las pilas.
¿Cómo carallo se hace crecer esto?
Entran Tomás y Marco - de repente tienes un equipo.
Sigues haciendo cosas, pero te das cuenta de que no tienes verdaderamente claro hacia donde quieres ir - ¿acaso alguien lo tiene? - pero continúas creando, haciendo, probando, experimentando.
De repente se convierte en una empresa y tienes que gestionar la facturación, tomar decisiones que impactan en la vida de otros, tener una visión clara de hacia donde vamos y una misión que te ayude a motivar al equipo a seguir remando.
Todo se vuelve más complejo. Sus sueldos y en gran medida su bienestar laboral dependen de ti y de las decisiones que tomes.
Sin embargo, no paran de pasar cosas buenas.
Empiezas a trabajar con empresas corporate que jamás te imaginarías, facturas en un día lo que cobras en un mes, conoces a gente a la que admiras y te confiesan su admiración por lo que estás haciendo en un pre-concierto de Justice en medio de un festival.
Viajar - ahora que ya no hay restricciones - lo llaman trabajo y puedas aprovechar a desvirtualizar a esa gente que le has cogido tanto cariño (y puedes llamar amigos/as) en cada ocasión, gente como Jaime Mesa, Elena Madrigal, Noemí Carro, Alberto Arenaza, Celia, Bosco, María… etc.
Cada día recibes 20 notificaciones de personas nuevas que se unen para hacer tus cursos. Haces un lanzamiento y 500 personas se apuntan en los primero tres días. Te felicitan, te agradecen, comparten y eso te provoca una alegría descomunal.
Sin embargo, no todo es maravilloso.
Lo que primero notas, es la soledad.
Somos una empresa remota, con lo que no nos vemos las caras casi nunca - la primera vez fue después de un año trabajando juntos - y eso significa que las celebraciones cuando pasan cosas maravillosas son un mensaje de Telegram al grupo y memes de To the Moon.
Y está bien, pero es una sensación súper extraña estar extasiado de alegría por lo que acaba de pasar y tener que cerrar la pantalla del portátil y no tener con quien compartirlo que se alegre como tú. Tu pareja y amigos te pueden comprender, pero nunca van a sentir esa misma emoción. (Y eso que mis amigos y mi pareja son de lo mejorcito)
De repente te das cuenta de que el 90% de tus conversaciones son de trabajo. Pero no es que trabajes mucho - que también - si no que la línea que divide tu vida personal y laboral se ha difuminado como un texto escrito a lápiz sobre el que pasas tu mano.
Vives lleno de adrenalina, de los buenos momentos - que son fantásticos - y de los malos momentos, en los que parece que tienes problemas mucho más grandes de lo que en realidad son.
Trabajas todas las horas que puedes y te das cuenta de que no por trabajar más horas va a ser más eficiente. Tienes que encontrar un foco.
Pero ¿cómo encontrar un foco cuando ni tú sabes cuál es el camino adecuado?
Gestionas un equipo de gente que tienen que tener una dirección que seguir, pero no soy partidario de controlar lo que hacen si no de dejarles hacer, lo que te lleva a gestionar el estrés de ¿estaremos haciendo lo correcto? ¿es en esto en lo que deberíamos estar trabajando? ¿Tienen demasiado trabajo?¿Demasiado poco?
Emprender es incertidumbre, gestionar las emociones cuando vienen - algo muy estoico - para que lo malo no te afecte tanto ni lo bueno te nuble y te haga perder el foco.
Te sientes constantemente un impostor - ¿cuándo se darán cuenta de que esto es un engaño? - pero constantemente te reafirmas a ti mismo que vales y que lo que estás haciendo tiene un sentido, una misión y un propósito.
De repente te preocupa de verdad la facturación. Tienes que ganar más dinero del que gastas. Lo cual es una obviedad, pero los salarios pesan a fin de mes y sabes que tienes un mínimo que parece una utopía conseguir al principio, pero que poco a poco se va convirtiendo en realidad.
Aún así te estresa y hace que por las noches antes de dormir ronden cosas por tu cabeza que podrías haber hecho mejor.
Y sin embargo, lo peor de todo no es eso.
Lo peor de todo es que tengo claro que esto que estoy haciendo es lo que quiero hacer el resto de mi vida.
Que ha habido un momento en el que he encontrado un camino para recorrer sin saber cuál será mi destino - riéte tu de las North Stars - pero con la auténtica convicción de que es el camino a seguir.
Por el camino me llevo socios, amigos, experiencias y oportunidades que jamás habría tenido de no haber tomado esa decisión hace dos años.
Espero seguir escribiendo esta newsletter otras 100 ediciones más y que tú que estás leyendo estas líneas, me acompañes en el camino.
Ojalá hayamos ayudado a miles de personas en 2 años. Estoy seguro de que si.
Por 100 ediciones más.
Ah! Y lanzamos curso nuevo.
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Los membership sites, o sitios en los que alguien se suscribe por una cantidad al mes a cambio de algo, son uno de los modelos de negocio que más tirón están teniendo.
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Sin embargo te puedes pegar de cabezazos para conseguir que funcione, porque tiene un montón de detalles a configurar.
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📰 Las noticias de la semana que no te puedes perder
Esta semana será una edición reducida, porque menudo tocho que te acabas de leer. Corto, conciso y al grano.
Álvaro Alegría cuenta cómo crear un sistema de venta automatizado con herramientas No-code en media hora.
Llega Frames 2.0, el conjunto de elementos que harán que diseñes aplicaciones preciosas en Bubble. Si haces apps en Bubble NECESITAS esta librería de componentes.
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Airtable lanza las automatizaciones de documentos de Google para que puedas crear documentos desde sus automatizaciones (en planes PRO y superiores)
Montar un proyecto, como Atomic Fusion, validarlo y venderlo. El ¿futuro? de los proyectos No-code.
Coda lanza su Pack Studio para que cualquier persona pueda crear packs y mejorar las funcionalidades de Coda.
🙋🏻♀️🙋🏻♂️ Lo que ha pasado en la comunidad
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Juanjo Espada nos cuenta su proyecto: Safe Scooter
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Comentamos el lanzamiento de Clickup 3.0.
Más de 1.200 personas ya comparten sus aprendizajes y experiencias. ¿Te unes?
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¡Nos vemos la semana que viene!